EL SR. MISCAVIGE: Es verdaderamente un placer unirme a ustedes en la apertura de esta nueva Iglesia de Scientology de Nueva York. No hay duda alguna, el significado de este día trasciende lo que está aquí frente a ustedes.
Y eso es realmente decir mucho, ya que lo que está aquí frente a ustedes no es nada menos que sensacional, al representar los sueños que los scientologists de Nueva York han tenido durante décadas.
Aunque esto solo sería causa de una celebración, la importancia de esta nueva iglesia, su nueva iglesia, se extiende mucho más allá de esta estructura o de esta ciudad. En ese aspecto, hoy marca un hito en nuestra cruzada planetaria para brindar urgentemente nuestra ayuda a escala mundial, con la importancia de la ocasión de hoy que se extiende por todo el mundo de Scientology. Y por eso es un honor para mí estar aquí hoy. Porque como escucharán pronto, este último año hemos abierto iglesias nuevas, como esta, en cada rincón del planeta. Y en el futuro cercano habrán aún más. Pero no importa cuántas, esta es especial. En cuanto al porqué, hay muchas respuestas.
Como razón primera, y como acaban de escuchar, ningún otro lugar mantuvo un “lugar más especial” en el corazón de nuestro Fundador que esta ciudad. Pero eso no lo dice todo. Después de todo, hay una razón por la que L. Ronald Hubbard llamó a Nueva York “su hogar”.
Cuando se toma en cuenta que Nueva York es el centro de todo, desde las editoriales americanas, la moda, la capital financiera del país y epicentro de las tendencias mundiales, sin mencionar el centro internacional para el entretenimiento y los medios de difusión, y todo eso además de la cultura más diversa de la Tierra que establece las modas en todas las generaciones y espectros de la vida, ¿es necesario decir más? Nueva York es la ciudad más grandiosa del mundo.