Scientology es un corpus de conocimiento que se extiende de ciertas verdades fundamentales. Entre las más importantes de esas verdades está:
El hombre es un ser espiritual e inmortal.
Su experiencia se extiende mucho más allá de una sola vida.
Sus capacidades son ilimitadas, aunque no se manifiesten en el presente.
Scientology sostiene, además, que el hombre es básicamente bueno y que su salvación espiritual depende de sí mismo, de sus semejantes y de su logro de la fraternidad con el universo. En ese sentido, Scientology es una filosofía religiosa en el sentido más profundo de la palabra, ya que tiene que ver nada menos que con la rehabilitación total del ser espiritual innato del hombre: sus capacidades, su consciencia y su certeza acerca de su propia inmortalidad. Además, ya que la religión tiene que ver con el espíritu y su relación consigo mismo, con el universo y con otros seres, y es esencialmente la creencia en seres espirituales, Scientology sigue una tradición religiosa que es por lo menos tan antigua como la humanidad. No obstante, lo que Scientology representa a fin de cuentas es algo nuevo. Su tecnología religiosa es nueva, su organización eclesiástica es nueva, y lo que significa para el siglo XXI es totalmente nuevo.
En el núcleo de Scientology se encuentran sus axiomas que definen con precisión las leyes fundamentales y las verdades de la vida, incluyendo quiénes somos, de qué somos capaces y, lo que es más importante, cómo podríamos realizar nuestras capacidades espirituales innatas. Estos axiomas constituyen los cimientos de un vasto cuerpo de sabiduría que se aplica a la totalidad de la vida. De esta sabiduría proviene un gran número de principios fundamentales que las personas pueden usar para mejorar su vida inmediata y también para lograr la inmortalidad espiritual. De hecho, no hay aspecto de la vida que no se pueda mejorar a través de la aplicación de los principios de Scientology.