El principal medio por el cual se aplican las verdades básicas de Scientology a la rehabilitación del espíritu humano se llama auditación. Es la práctica central de Scientology y la aplica un auditor, del latín audire, “alguien que escucha”.
El auditor no lleva a cabo una forma vaga de exploración mental, ni ofrece soluciones, consejos o evaluaciones. Uno de los principios fundamentales de la fe de Scientology es el axioma de que un individuo puede mejorar sus condiciones sólo si se le permite encontrar sus propias respuestas a los problemas de la vida. Los auditores de Scientology ayudan a las personas a lograr esta meta guiándolas a examinar su existencia a través de una serie de pasos cuidadosamente estructurados que el Sr. Hubbard desarrolló. Al seguir este proceso gradual, las personas pueden, por tanto, mejorar su habilidad para encarar quiénes son y dónde están, quitando las capas de experiencia que han pesado tanto sobre ellas.
La auditación, pues, no es algo que se le hace a una persona. Sus beneficios sólo se pueden lograr mediante la participación activa y la buena comunicación.