Claro que la pregunta principal es: “¿Qué es Scientology?”. La respuesta nunca ha sido más relevante, especialmente con lo que enfrenta la sociedad moderna.
Permítanme ser franco. Scientology tiene soluciones. Soluciones reales. Soluciones que funcionan. ¿Declaraciones atrevidas? Sí. Pero es lo que les dirán millones de personas de más de 150 países.
Ahora estamos en un hito en la historia. Lo que está en juego es si los ideales que abrigamos sobrevivirán o si se impondrá alguna nueva serie de valores detestables. Si el declive fue claro en el último medio siglo, continúa constante en este.
Los acontecimientos del 11 de septiembre sirvieron como una llamada de alerta para todos. Cuando en el mundo actual uno se tiene que preocupar de la seguridad de sus ciudadanos, cuando las soluciones se limitan al uso del poder militar, es obvio que los problemas que encaramos tienen raíces mucho más profundas.
Es una situación que no podemos ignorar. Son condiciones que debemos encarar. Son problemas de los que todos debemos ser responsables de resolver.
Sin embargo, miren el mundo; ¿qué van a oír? “¿Qué puedo hacer? Soy sólo yo”. Y ahí está el problema real. Porque la verdad es que sólo “yo” y “nosotros” somos la fuerza más poderosa en esta Tierra.
No hablo sólo de los titulares diarios de la guerra y el conflicto internacional. El hecho es que ese es sólo el último capítulo en el drama que ha continuado desarrollándose en los últimos milenios. La guerra: el hombre contra el hombre, nación contra nación. Y si hoy es diferente, es sólo porque las armas son más poderosas. Ha evolucionado mucho: de palos y piedras hasta misiles guiados por láser.
Pero aquí está lo importante: mientras se nos ataca con los titulares diarios, los avisos de mantenerse alerta y todo lo demás, se oscurece el problema más serio y profundo que subyace a todo. El hombre mismo.